La variedad más vendida de Delicious Seeds desde 2017 se merecía su versión autofloreciente, y después de tres años de trabajando en ella, Eleven Roses Auto ha venido para quedarse.
Estamos ante la primera semilla que combina genes automáticos de la variedad Bay 11. Pero para entender mejor el éxito de una de las variedades automáticas más exitosas y deseadas del mundo, solo hay que echarle un vistazo al linaje del que proviene esta planta icónica.
La Eleven Roses mezcla las características de la Sugar Black Rose y de la Bay 11. La primera (que ya va por los 50 premios por todo el mundo) procede de la Critical Mass y la Black Domina 98; mientras que la segunda tiene su origen en las variedades Appalachia y Ken’s Kush.
Volviendo a la variedad automática de Eleven Roses, el cruce de las genéticas no fotodependientes (Sugar Black Rose y Bay 11) lo hemos realizado ordenando de uno en uno, en cada cruce, las características genéticas que han convertido a Eleven Roses en un ejemplar único en las variedades índicas por su sabor genuino. La variedad autofloreciente conserva este ADN, pero tras el trabajo elaborado, la Eleven Roses Auto cuenta con características propias:
Esta planta no fotodependiente, de estructura media y fácil cultivo se caracteriza por su resistencia a hongos y a plagas. En interior, Eleven Roses Auto se desarrolla sin demasiadas ramificaciones, y por lo general, acaba generalmente en un cogollo muy denso y uniforme. En exterior, sin embargo, se desarrolla con mucho vigor produciendo gran cantidad de ramas laterales. Asegura un rendimiento excelente, ya que llega con facilidad a los 200 gramos de producción. Sí, en una sola planta.
Las tonalidades que presenta en fase de floración, como puedes ver en la foto, son increíbles. Estas hojas recuerdan a los días otoñales de los grandes bosques del norte, la verdad que a nosotros nos han cautivado.
Pero las particularidades de la Eleven Roses Autofloreciente también llegan a su sabor. Esta nueva variedad aporta una nueva paleta de matices, aromas y sabores. Al quemarse, vas a sentir un aroma Kush-metálico muy característico que a los pocos segundos deja paso a dos suaves matices: frutas dulces y tierra mojada (petricor) que no van a dejar indiferentes a los amantes de las genéticas autoflorecientes